"Lo cierto es que uno no crea su realidad, eso sólo lo hacen los psicóticos". Ken Wilber
Un bonito cartel, buen márketing y un internacional número de acólitos han catapultado la física cuántica al estrellato gracias a una película. Acudí al cine con cierta película en mente, una tarde de verano; mientras hacíamos cola, mi inquieto acompañante vio el pomposo cartel azul de inquisitorio título y decidió cambiar la opción original. Tras diez minutos de impertinentes efectos infográficos y entrevistas con apariencia documental, decidimos levantarnos para colarnos en otra sala mientras el único espectador que quedaba nos increpaba con cara de pocos amigos. Cambiamos la física cuántica por la sensibilidad de Agua, una sencilla película de la hindú Deepa Mehta sobre el injusto destino que les depara a las viudas en algunas regiones de India. ¿Una lección de física cuántica? Tal vez el Principio de Indeterminación de Heisenberg fue el culpable de que estas dos partículas entraran en el cine con una entrada y acabaran colándose por la otra ranura a visionar otra película de diferente carga... ¡¿Y yo qué sé?!
Un buen marketing para un viejo tema; de la física cuántica ya se nos hablaba hace bastantes años en estudios de parapsicología de cierta solvencia. Sí, parapsicología, estudios ahora tan mal vistos pero que consistían en algo muy parecido a lo que nos cuentan en este discurso moderno abanderado por el famoso documental-película americana. Si tiene que ser para despojar todos estos temas de connotaciones negativas, bienvenido sea. Si tiene que ser para vender magia del S.XXI, con su humo incluido, no hacía falta cambiar el arcaico discurso.
Pero como yo no sé nada, tal y como un título me advierte, usaré las palabras de mi admiradísimo Ken Wilber -que sabe infinitamente más que yo- refiriéndose al famoso documental de culto:
"El resultado neto de todo ello es una extraña mezcolanza entre el misticismo de nueva era (del tipo "su ego se ocupa de todo") y una física distorsionada (en una especie de potpurrí del "paradigma 415") [...] son precisamente este tipo de pamplinas las que acaban dándole al misticismo y a la espiritualidad tan mala prensa entre los auténticos científicos"
(Ken Wilber, Espiritualidad integral, pg 485-486)
Un bonito cartel, buen márketing y un internacional número de acólitos han catapultado la física cuántica al estrellato gracias a una película. Acudí al cine con cierta película en mente, una tarde de verano; mientras hacíamos cola, mi inquieto acompañante vio el pomposo cartel azul de inquisitorio título y decidió cambiar la opción original. Tras diez minutos de impertinentes efectos infográficos y entrevistas con apariencia documental, decidimos levantarnos para colarnos en otra sala mientras el único espectador que quedaba nos increpaba con cara de pocos amigos. Cambiamos la física cuántica por la sensibilidad de Agua, una sencilla película de la hindú Deepa Mehta sobre el injusto destino que les depara a las viudas en algunas regiones de India. ¿Una lección de física cuántica? Tal vez el Principio de Indeterminación de Heisenberg fue el culpable de que estas dos partículas entraran en el cine con una entrada y acabaran colándose por la otra ranura a visionar otra película de diferente carga... ¡¿Y yo qué sé?!
Un buen marketing para un viejo tema; de la física cuántica ya se nos hablaba hace bastantes años en estudios de parapsicología de cierta solvencia. Sí, parapsicología, estudios ahora tan mal vistos pero que consistían en algo muy parecido a lo que nos cuentan en este discurso moderno abanderado por el famoso documental-película americana. Si tiene que ser para despojar todos estos temas de connotaciones negativas, bienvenido sea. Si tiene que ser para vender magia del S.XXI, con su humo incluido, no hacía falta cambiar el arcaico discurso.
Pero como yo no sé nada, tal y como un título me advierte, usaré las palabras de mi admiradísimo Ken Wilber -que sabe infinitamente más que yo- refiriéndose al famoso documental de culto:
"El resultado neto de todo ello es una extraña mezcolanza entre el misticismo de nueva era (del tipo "su ego se ocupa de todo") y una física distorsionada (en una especie de potpurrí del "paradigma 415") [...] son precisamente este tipo de pamplinas las que acaban dándole al misticismo y a la espiritualidad tan mala prensa entre los auténticos científicos"
(Ken Wilber, Espiritualidad integral, pg 485-486)
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