AMOR VERDADERO


W. Blake
El amor verdadero. El amor de mi vida. Mi media naranja. Mi pareja del alma.
"...Luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía", que diría Nabokov en el arranque de su obra maestra, Lolita. Pero no vamos a hablar de Lolitas ni de Lolitos, porque aunque podría suceder por aquellas cosas del destino que el amor de la vida se presentara bajo una diferencia de edad abismal, lo que realmente cuenta no es nada de eso, ni siquiera ser más guapos o más feos, más inteligentes, más ricos o más pobres. Lo que cuenta, es ser la persona apropiada para encontrar al otro. Ni siquiera el momento ha de ser el más apropiado, como así demuestran tantas historias de amor inoportunas que parecen diseñadas para complicar la existencia a sus protagonistas.

Lo que importa es el amor. Bien.
¿Y en qué consiste?
La cabeza nos dirá que un entorno común, una educación similar, una edad parecida, una complexión a la par, un CI algo superior en él y una belleza algo superior en ella, una base de amistad y vivir cerca. De lo que no cabe duda es que la comodidad sí que la favorece. Es mucho más fácil enamorarse de alguien con todos estos factores a favor porque todo será coser y cantar. Sólo falta tener una familia fantástica que se llevará bien entre sí, una edad fértil y trabajo y todos felices comiendo perdices. Esto puede servir a personas Jupiterianas o Saturnianas, muy conservadoras ellas. Pero la vida no siempre es así.
El corazón nos dice, si es que nos dice algo, que la vida sin amor es un rollo, que todo es más bonito cuando uno está enamorado, que no importa si alguien nos conviene o no, sino lo que nos transmite. Que nos haga reír, que nos haga llorar, que nos haga sentir, que nos llene el estómago de mariposas, que nos haga soñar, que quiera comprometerse y que nos dé muestras de amor. Luna, Venus, Plutón, Neptuno, nos harán colgarnos de los sentimientos.
El cuerpo nos dice... ¿Acaso alguien no ha sentido la química del amor? Nada como preguntar a un signo de fuego, o a uno de tierra, que de eso saben un rato.

Pero cuando decimos "el amor verdadero·, nos referimos a otra cosa. Precisamente no sabemos por qué exactamente, qué ha activado ese sentimiento. Si podemos definirlo, perfecto, pero es difícil saber qué átomo ha encendido una llama, así que es difícil agarrarse a razones "de peso". Y cuando esto pasa, cuando esa luz se enciende - porque así es, en los mitos esa luz del enamoramiento se la conoce como "la luz dorada de Venus"- no importa qué es esa persona, sino quién. Y sorprende la lucidez de la intuición que se produce en la ráfaga de una mirada, porque cuando estos encuentros especiales se producen, la información recibida en apenas segundos, es mucha. Y a veces es fácil confundirlo con los flechazos físicos, que se producen con la misma inmediatez de la mirada.
¿Cómo diferenciarlos? Fácil: por el destello de intuición.

¿Cómo si no se explica que dos personas que acaban de conocerse puedan recibir y percibir en apenas
segundos, tal vez minutos, tanta información del otro? Y no, no hablamos de algo fácil de saber por su ropa, su forma de moverse o el lugar donde nos hemos cruzado. Hablamos de información confidencial, emocional, algo que esa persona guarda en lo más hondo de sí. Este es un primer paso que nos conecta y nos pone en la pista de ese amor que surge de forma recíproca. Hay amores verdaderos que se esculpen con los años, pero aunque empezasen por una amistad, la simpatía también nació espontáneamente. Lo normal en este tipo de amores es una facilidad para conectar, una fluidez inmediata, una correspondencia sin esfuerzo. Este tipo de cosas suceden. Incluso, para completarlo más, se da el caso que a veces uno o ambos ha soñado con el otro. Y lo reconoce. No, no es tan imposible... Y hablo por experiencia propia.


Cuando decimos "el amor de mi vida" no siempre nos referimos a aquel que más ha durado, sino al que más nos ha impactado o el que se ha mantenido fiel a nuestro lado a pesar de los embates y dificultades. Que dure o no dure, no siempre depende de uno mismo, porque después de ese fogonazo de amor que nos deja deslumbrados, vienen las circunstancias que lo acompañan.




Comentarios

Stradi ha dicho que…
Me ha gustado mucho este escrito. Estoy totalmente de acuerdo con lo que redactas en estas lineas