¿PODEMOS MODIFICAR LAS PREDICCIONES DE LA CARTA ASTRAL?

Dentro de las inquietudes que nos surgen al solicitar o recibir un informe astrológico personalizado, hay ésta: ¿Podemos modificar las predicciones de la carta astral? Uno nunca se lo cuestiona cuando las predicciones se acomodan a lo que queremos o nos gustaría. Más bien al contrario, lo que nos encaja queremos que suceda y lo que no, nos disponemos a desmontarlo como sea. Cooperamos o no con nuestro "destino" en función de si estas circunstancias fluyen con lo que deseamos para nuestro futuro. ¿Esta actitud es acertada? Depende de lo que entendamos por destino, por supuesto. 

Os voy a contar un ejemplo: al inicio de mi trabajo como astróloga, yo tenía una sección de consultorio en una revista donde publicaba mis predicciones astrológicas. Una de las periodistas me pidió si podía mirarle, como en las peticiones que me hacían en el consultorio astrológico, por su futuro sentimental. La pregunta fue si encontraría pareja antes de acabar el año, a lo que contesté que no, que hasta pasado algo más de año y medio, no iba a aparecer una nueva pareja en su vida. Le indiqué la fecha aproximada, para la que aún faltaba tiempo. "Voy a demostrarte que la astrología no funciona, porque voy a tener pareja mucho antes", me contestó. Parece ser que tenía urgencia o una persona en mente que no encajaba con mi predicción astrológica, pues le aseguré que se trataba de alguien a quien aún no conocía. El año transcurrió sin novedades y, efectivamente, por las fechas que indiqué apareció esa nueva pareja que resultó ser muy estable. 

Este es el típico caso que me he encontrado muchas veces de personas que se proponen que los acontecimientos sucedan antes de tiempo, o de distinto modo a como se van a presentar. 

Los tiempos astrológicos también son personales

En mis años ejerciendo la astrología, también me he dado cuenta de otros detalles, como por ejemplo personas que se avanzan a los acontecimientos astrológicos de su carta natal y anual y otras que se retrasan. Esto lo veo sobre todo en mis clientes más habituales, a los que realizo cada año su revolución solar. Los hay que, año tras año, me confirman que aquello que le ha de suceder en el mes siguiente a su cumpleaños, ya le ha pasado la semana antes. Otros, en cambio, experimentan las mismas circunstancias semanas o meses más tarde; a veces incluso entrando ya en su siguiente ciclo anual. Como en la vida misma, hay personas que llegan pronto y otras que llegan con retraso a la misma cita; es cuestión del reloj interno.  

Hay también otro motivo, que muchas veces el astrólogo o el consultante pasa por alto. Cuando se dan aspectos que implican a planetas como Júpiter o Plutón, por ejemplo, las consecuencias actúan a medio-largo plazo. Júpiter nos conecta con el potencial futuro, y Plutón con los procesos de decadencia y transformación, que implican un intervalo de tiempo más o menos largo. Cuando se trata de uno de estos planetas formando aspecto, lo más probable es que mientas dure el aspecto exacto no notemos absolutamente nada. Como Júpiter es "la gran fortuna" en la carta astral, su tránsito puede acabar sin traernos la suerte prometida. Vendría a ser como levantarnos el día de Reyes y comprobar que no nos han dejado nada.  

Nada más lejos de la realidad. Igual durante esos días hemos conocido a alguien agradable con quien nos hemos intercambiado teléfonos, y ahí queda todo. No nos volvemos a acordar de ese momento anecdótico, pues no tenía mayor relevancia en nuestras vidas. Pero esa persona nos llama medio año más tarde para decirnos que en su empresa están buscando un perfil muy determinado y ha pensado en nosotros porque somos el candidato ideal. Y acaba siendo la oportunidad profesional de nuestra vida. Esto por poner un ejemplo de cómo funciona Júpiter. 

Plutón funciona de otro modo. Una transformación anunciada por Plutón puede no suceder hasta años después. Incluso, hay personas que pueden no estar respondiendo a las energías de Plutón, que es un planeta transpersonal, y que durante uno de sus tránsitos en la carta astral no suceda absolutamente nada, o que la propia persona carezca de la sensibilidad suficiente para detectar sus efectos.

Rechazar experiencias de aspectos astrológicos negativos es contraproducente

¿Te has planteado qué hubiera sido de tu vida de no haber sucedido algo determinado? Lo más probable es que ahora fueras una persona distinta o llevases una vida distinta. Evitar una experiencia  por parecernos negativa puede romper una cadena de sucesos que de otro modo podrían haberte conducido hacia un logro o lugar determinado.  El planeta de la evitación es Neptuno, y cuando está implicado en aspectos astrológicos tensos, puede dar evolución, pero también escapismo. 

No estoy tratando con esto de promover este recurso facilón de hacer creer que de todo se aprende y que los fracasos son una oportunidad para el éxito. No siempre es así. Lo que no tiene sentido es pasar el tiempo intentando esquivar lo malo para quedarnos solamente con experiencias positivas y provechosas. Muchas veces un fracaso, una situación desagradable, un suceso triste, nos coloca en el lugar donde deberíamos estar o nos aparta de un mal mayor. Por esto soy partidaria de detallar tanto los sucesos felices como las crisis cuando analizo una consulta astrológica o una carta astral. Saber con antelación cuándo y por dónde se acerca una crisis, nos previene para actuar y saber en qué parte de la cadena nos situamos.

Un acontecimiento puede parecernos negativo y ser la puerta hacia un bien mayor, pero si lo evitamos, si no queremos su aprendizaje y lo rechazamos, perderemos la perspectiva que tiene dentro de un conjunto en el camino. Para explicar esto, me sirven los antiguos cuentos orientales. Me gusta en especial el cuento sufí del campesino y el caballo salvaje, que explica muy bien esta idea sobre la importancia relativa a la hora de juzgar la buena o mala suerte.

El enigma cuántico

Otra de las posibilidades que se nos ofrecen, es la de modificar o influir en nuestro futuro a través de las visualizaciones y los pensamientos. Es lo que promueve una rama del pensamiento basado en el funcionamiento cuántico. En otro artículo volveremos a ello, pero de momento no vamos a profundizar en la posibilidad - o no - de cambiar el curso de los acontecimientos en base a técnicas basadas en la creación de determinados pensamientos. En los acontecimientos hay categorías y no es lo mismo modificar nuestra reacción, formación o foco, que variar el curso de sucesos históricos, sociales o familiares que nos involucrarán de un modo u otro. 

¿Podemos modificar las predicciones de la carta astral? Sí, porque tenemos un margen de acción para aprender las lecciones por otras vías, o modificar nuestro nivel de conciencia para encauzar las experiencias en distintos modos. Pero si evitamos y rechazamos aquellas experiencias fundamentales en nuestra vida, podemos lamentarlo después, ya que las promesas indicadas por el potencial de ese suceso, no tendrán base para desarrollarse. Como diría el campesino del cuento, ¿buena suerte o mala suerte? Depende. 

Pensemos en un camino en el que hemos de atravesar un río saltando en unas piedras, con el riesgo de resbalar y mojarnos. Unos decidirán atravesarlo, aún a riesgo de mojarse. Otros decidirán no saltarlo, y volverse para atrás o continuar bordeando el curso del río. ¿Es mejor o es peor? La ruta será diferente... Pero si estamos interesados en la ruta que hay al otro lado del cauce del río, tendremos que mojarnos y atravesarlo. Bordeándolo nos arriesgamos a llegar tarde... O no llegar. 

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